Tiene aún una espinita clavada

Melvin Brown, defensa que llegó como refuerzo para el torneo Apertura 2008 con los Tecos de la Universidad Autónoma de Guadalajara, está próximo a ingresar al campo de juego para llevar a cabo un entrenamiento más en su nueva casa. Pero detiene su camino para atender a los medios. Aunque vagamente, en su cabeza aún continúa su paso fugaz por la selección nacional.

Ocho convocatorias, una Copa América (2001) y cinco encuentros eliminatorios de cara al Mundial de Corea Japón 2002, cita en la que jamás se pudo desenvolver como él esperaba. "Es un honor vestir la camiseta de la selección y claro que lo considero como una gran satisfacción, pero tal vez quedó un poco truncado el sueño porque no jugué el mundial, pero vamos a esperar, fueron momentos difíciles en el Tricolor pero todos debemos estar con la mejor disposición por si nos toca ir algún día, tratar de hacerlo de la mejor manera".
 
Descendiente de jamaicanos, pues su bisabuelo dejó la isla para radicar en Naranjos, Veracruz, localidad natal del defensor, éste ha encontrado en la Autónoma una oportunidad más para poder explotar sus cualidades al máximo. "Me siento bien, ojala pueda estar a la altura de las circunstancias, vengo a poner mi granito de arena, esforzarme día con día para ser mejor".

Menciona Melvin quien desde muy pequeño vivió en Tula, a unos kilómetros de Ciudad Cooperativa Cruz Azul, lo que propicia el desarrollo futbolístico de este elemento.

En su andar por el balompié nacional, Brown se ha topado con obstáculos difíciles de librar, como las lesiones, que aunque no han sido constantes, las considera aún peor que pelear por el no descenso. 

"Ha habido de todo, etapas difíciles, etapas buenas, creo que las complicadas las catalogo más cuando existe de por medio una lesión, que cuando jugué por no descender, el estar lastimado es uno de los momentos más difíciles de mi carrera. Ahora es un período de confirmación, ya llevo siete años y medio en esto del futbol, en el cual gracias a Dios he podido jugar en diferentes equipos y tener una cierta regularidad, espero mantenerla y dar buenas cuentas acá".

Pero no todo ha sido malo para el ex poblano, pues ha vivido momentos importantes que le hicieron enfundarse en la «verde», como su experiencia en Copa Libertadores. "Antes era que mis papás me vieran jugar en primera división, que disfrutaran este logro común, eso fue algo muy importante, uno de mis orgullos, después el haber jugado la Libertadores y convertirnos en subcampeones en el 2001 con Cruz Azul".

El ser un zaguero regular, es debido al trabajo y la responsabilidad que como futbolista profesional ha desempeñado tanto dentro como fuera del terreno de juego, por lo que espera y aspira a hacerlo valer en la vocacional jalisciense.

Los cuadros rojos y blancos comprometen al jugador. El aficionado a los emplumados de igual manera. Es por ello que se responsabiliza en dar lo mejor que esté de su parte para no defraudar a su gente. "Muchas gracias por el apoyo recibido desde mi llegada hasta este momento, espero agradecerles todo eso, no con muchos goles, pero sí con garra y esfuerzo dentro de la cancha".

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